Quién soy
Comunicativa, empática, imaginativa, perseverante
y resolutiva
Mi nombre es Isabel Jiménez. Mi vida ha discurrido por un camino sin relación con la imagen ni con la moda, pero es cierto que me he sentido atraída por otras profesiones y, curiosamente, todas ellas vinculadas a comunicarme y a ayudar a los demás, pues siempre me he sentido capacitada para generar emoción en quienes me rodean.
Estoy convencida de que la imagen es un lenguaje instantáneo; es el vehículo perfecto para enviar señales sobre nosotros mismos que nos definen. A través de nuestra imagen no paramos de transmitir. De ahí, viene mi auténtica devoción por las infinitas posibilidades que nos ofrece la moda.
Desde que tengo uso de razón, cuando tengo en frente a una persona, al fijarme en su manera de expresarse y de moverse, se activa dentro de mí un resorte automático que obliga a mi cerebro a imaginarme cómo vestiría a esa persona, qué cambios le sugeriría y qué pautas le daría para hacerle sentir única, pues tod@s tenemos infinitas cualidades que no somos capaces de ver o que, por distintos motivos, no sabemos sacar a la luz.
Por ello, mi debilidad por el mundo de la imagen ha ido constantemente más allá: siempre he soñado con cambiar la vida de las personas, influir en su autoestima para poder sacar al exterior lo mejor de sí mismas y dejar huella; por ello, soy asesora de imagen y amo y creo plenamente en lo que hago.
Mi elemento diferenciador no reside en el qué, pero sí en el cómo. Ayudo a mis clientes a proyectar su estética, alineándola con sus valores, sus planes y sus metas de una manera no puntual, sino duradera en el tiempo.
Mi objetivo prioritario está enfocado en conseguir el bienestar emocional de las personas que necesitan mis servicios y, sobre todo, resolver sus necesidades, desterrando el mito de que la asesoría de imagen es un servicio de lujo y conseguir integrarlo en la vida de las personas como cualquier otra necesidad más.
Escuchar atentamente a mis clientes y conocer sus gustos y deseos, es clave para entender exactamente lo que necesitan y poder prestarles un servicio a su medida, conseguir un estilo propio que les permita expresar sus fortalezas, aumentar su confianza y seguridad y proyectar al exterior todo lo bueno que sin duda cada persona tenemos, sin que el servicio se quede en una simple actuación, sino que perdure y se mantenga en el tiempo.
