Vistiéndonos por los pies

Al hacer un pequeño sondeo entre algunas personas cercanas sobre qué les apetecería leer en los primeros posts de tqa, no me ha sorprendido que la opinión mayoritaria haya coincidido en su interés por los zapatos, sobre qué importancia cobran en cada uno de nuestros looks y qué razones están detrás de esa gran fascinación que ejercen entre tantísimas mujeres entre las que sin duda me incluyo.

Como la gran mayoría de cuestiones que tienen que ver con nuestra imagen personal, en el caso de los zapatos, es una realidad constatada que también existe un componente que va más allá de lo puramente estético y que explica que un sinfín de mujeres de este planeta, nos encaprichemos en un abrir y cerrar de ojos con unos zapatos de los que nos hemos enamorado y que no paremos hasta que los tenemos en nuestras manos.

 Está demostrado que ese poder de seducción que es capaz de provocar el calzado tiene poderosas razones psicológicas que se han plasmado en distintos estudios, que parten de la base de que los zapatos son unas de las prendas que más adicción genera.

De esos estudios, me ha llamado particularmente la atención el que se hizo público hace ya unos años por un grupo de psicólogos de la Universidad de Kansas, en el que entre otras conclusiones, suscribe algo tan sorprendente como que

“gracias al calzado se puede adivinar el 90% de las características de una persona que no se conoce de nada”

Ese mismo estudio añade que “los zapatos sirven para un práctico propósito y envían también señales no verbales como mensajes simbólicos” y, además, que “la gente tiende a prestar atención no sólo a sus zapatos sino a los del resto”.

El estudio, que claramente pone de manifiesto que los zapatos son capaces de ocultar infinidad de mensajes y que además de belleza, representan independencia y poder en la mujer, arrojó  resultados tales como que:

– los zapatos llamativos se asocian a personas extrovertidas y sociales

– los botines a los más agresivos y que

-quienes son más tranquilos tienden a optar por zapatos incómodos, pero bonitos.

 

“Existe una conexión directa entre nosotros y nuestros zapatos”. Suzanne Ferris. Footnotes: Onshoes

En numerosas ocasiones, me he preguntado por qué los zapatos entran dentro de la lista de lo que llamamos “complementos”, pues personalmente, pienso que lejos de limitarse a poner la guinda a cualquier outfit, ocupan un papel absolutamente protagonista alrededor del cual giran el resto de los elementos que componen un look.

Coincido plenamente con la firma de zapatos Magro Cardona en que el calzado “es la pieza más importante de la vestimenta y definen muy bien la personalidad o incluso el estado de ánimo”.

En esta línea de reivindicación de la verdadera importancia que nuestros zapatos adquieren en todos nuestros looks, animo a que levante la mano quien nunca se haya encontrado en la situación de ir con prisa al trabajo, a una cita, a una quedada con amigos o a un evento al que os han invitado a última hora y que no se haya desesperado porque después de estar completamente lista para la ocasión, se ha vuelto loca a la hora de elegir el calzado perfecto para ese look ideal.

Yo también me he encontrado en esas circunstancias en muchas ocasiones, yendo a contrarreloj y desesperada porque no encontraba lo que quería después de saquear el zapatero entero, decidiendo finalmente marcharme no sólo no convencida, sino sintiéndome incómoda o incluso insegura… ¿sólo por los zapatos? me preguntaba después. Pues sí, sólo por los zapatos.

Un calzado que sea capaz de poner el punto de mira en cualquier outfit conseguirá ennoblecerlo y siempre resultará una apuesta ganadora, incluso en los casos de looks que a priori puedan resultar más bien sosos o que apenas dicen nada porque les falta chispa.

Llegada a esa conclusión, desde hace muchos años, ante la pregunta de “qué me pongo”, mi ritual diario tanto para ir a trabajar como si se trata de salir, es tan sencillo como recurrir al zapatero y, claro está, en función de que pueda tener una reunión, de que haya quedado después para tomar algo y de otros factores, como puede ser mi estado de ánimo,  empiezo “vistiéndome por los pies” y a partir de ahí, me resulta mucho más fácil decantarme por el look de cada día.

Sólo es cuestión de invertir el orden y creedme que si lo hacéis así, el resto viene rodado porque las posibilidades que tendréis a la hora de elegir vuestro estilismo son infinitas; al final, se multiplican como los panes y los peces, máxime con las tendencias actuales en las que salvo para determinadas ocasiones, prácticamente “todo vale” y ya no ocurre como hace años cuando los zapatos debían ir necesariamente acordes con las tonalidades de la ropa elegida y por supuesto con el bolso.

Al ser objeto de deseo de muchas de nosotras, en otra entrada compartiré con vosotras tiendas de zapatos “para todos los gustos y colores” y para todos los bolsillos, pero sí que debo anticiparos que hoy en día, podemos tener mucha más variedad de calzado que hace años, pues aunque por lo general  el calzado visualmente más atractivo o más vistoso suele ser de mejor calidad, esa máxima no siempre se cumple de manera inexorable.

Por mi experiencia no podemos engañarnos que con el calzado ocurre como con todo en esta vida, que cuánto mejor, mejor, pero si no tenemos un poder adquisitivo alto, no por ello tendremos que renunciar a lucir espléndidas.

Si es posible os recomiendo que tengáis un par de buenos zapatos y de sandalias que encajen con todo para vuestro fondo de armario, y a partir de ahí, podremos comprar más calzado de tendencia a precios asequibles del que nos desprenderemos cuando nos cansemos sin agobiarnos por lo mucho que hayamos invertido en ellos. Si estos últimos no son del todo cómodos, podremos utilizarlos para lucirlos durante el rato que debamos estar más compuestas y después sustituirlos por unas bailarinas o unas zapas con las que estaremos igualmente ideales.

Yo hace tiempo que me apunté a la moda de la bolsita como ésta que os muestro a continuación, que me acompaña a todas partes en la que llevo los zapatos que he utilizado durante más o menos horas para la ocasión que sea y en la que los guardo cuando ya puedo liberarme de ellos.

Y vosotras, ¿también pensáis que los zapatos han dejado de ser un complemento para pasar a ocupar el papel protagonista de vuestros outfits?

Me encantaría que me hiciérais llegar vuestros comentarios.

“Da a una chica los zapatos correctos y podrá conquistar el mundo”. Marilyn Monroe.

Deja un comentario

Al continuar utilizando nuestro sitio web, usted acepta el uso de cookies. Más información

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra POLÍTICA DE COOKIES, pinche el enlace para mayor información. Además puede consultar nuestro AVISO LEGAL y nuestra página de POLÍTICA DE PRIVACIDAD.

Cerrar